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Mientras que el término cerámico tradicionalmente es sinónimo de frágil, si lo aplicamos a productos de última generación para cocinas, nada más lejos de la realidad.

La transformación de las materias primas utilizadas en las encimeras cerámicas pasa por un proceso de ingeniería complejo que las hace increíblemente resistentes y duraderas.

Entre sus ventajas:

  • En su fabricación se utilizan 100% materiales inorgánicos, no contienen resinas ni aditivos, así que la apariencia no se degrada con el paso del tiempo.
  • Al ser un producto no poroso, no es necesaria una capa de sellado para proteger la encimera como en las piedras naturales.
  • Resiste el calor como ninguno, puedes posar sartenes o cazuelas a altas temperaturas.
  • Se fabrican en espesores muy finos (3, 6, 12 y 20 milímetros) y formatos muy grandes y ligeros (ejemplos: 1.500×1.500, 1.500×750, 750×750, 1.200×1.200 milímetros) evitando así las uniones entre planchas.
  • La limpieza es sencilla como en la mayoría de superficies artificiales, basta con un paño húmedo para eliminar la mayoría de manchas.
    • Evita utilizar productos de limpieza químicos como la lejía y las ceras y aditivos abrillantadores.